martes, 21 de junio de 2011

Añoranza

Hermosas son las mañanas
pues son el inicio de un día;
Así floreció tu vida
en aquella edad temprana

¡Ah mañanas¡ ¡Que mañanas¡
¡Cómo pudieron pasar
sin saber que un día
las habría de recordar¡

Y siempre que las recuerdo,
me parece que te miro...
dando vueltas por el parque,
con uno de tus amigos

¡Que recuerdos tan gratos,
cuando de cualquier esquina
divisaba la silueta
de la mujer mas divina¡

Por eso amo esta vida:
Por haberte conocido;
por ver la mujer más bella...
aunque de cualquier esquina.

Pronto esa dicha pasó.
La vida tomó su curso;
vanas ilusiones fueron
y el destino se impuso...

Donde brillaba la luz,
puso sombras el destino;
y así, retorció el camino
que habríamos de recorrer...

Y hoy, al correr del tiempo,
como en una tarde gris 
vuelvo a mirar tu silueta
¡y de nuevo soy feliz¡

¡Que hermosa tarde gris¡
¡Que delirante sueño¡:
Cómo poder ser tu dueño...
¡Como sería de feliz¡

Esperemos que mas viene,
esperemos que mas pasa;
Esperemos cosas gratas,
porque la vida las da.

Si el tiempo ha dejado huella, 
vivamos lo que nos queda,
sin penas y sin pesares
que es lo que la vida enseña.


                                     Autor: Lisímaco Cruz Soto.





Adelita

¡Te agradezco en lo que vale¡
Fue un gran honor para mi
recibirte en mi casita.
¡Estoy muy agradecido,
y espero que se repita¡

Con respecto a tu hermanita,
la que te sigue en edad,
¡para mi es muy especial¡
me refiero a Mariquita.

De las otras dos, ¡ni hablar¡
¡Siempre me dan alegría¡
Les agradezco a montones
su agradable compañía

También don Carlos Palacios
me deja un recuerdo grato.
Es mi amigo y mi sobrino
¡Me agradó su compañía¡

Yo me siento bendecido
cuando ustedes me visitan
¡Para visitantes tan gratos,
las puertas están abiertas¡


                                      Autor: Lisímaco Cruz Soto

Las mujeres de Parcela

Hablando de mujeres especiales,
conozco mas de diez hace veinte años,
que luchan con denuedo y sin reparos
buscando establecer un hogar santo.

Supongo que ya muchas lo lograron.
Lo merecen ¡Con sus fuerzas lo lograron¡
A las otras yo les digo: No desmayen.
Si sembraron, ahora esperen la cosecha.

Y ya que el ideal cobró vida,
¡nada podrá detenerlo¡ 
Y ya ustedes lo lograron:
Son ejemplo en Parcela...
que empezó hace veinte años.


                              Autor: Lisímaco Cruz Soto.

Esposa mía

Compañera esposa mía,
quiero pedirte un favor:
Déjame seguir soñando;
No me digas lo que soy.

Pienso que soy un soldado
con una noble misión:
Protegerte esposa mía,
aún sin saber quien soy

Yo quiero seguir soñando;
porque la vida es un sueño.
Yo no quiero despertar,
déjenme que sueñe mas.

Cuando contigo me uní,
dije: ¡Se cumplió mi sueño¡
Yo te invito a que soñemos
para no sentirme solo...
para nunca despertar

                                 Autor: Lisímaco Cruz Soto

martes, 14 de junio de 2011

Poemas de Gabriela Mistral

He seleccionado estos poemas de la gran poetisa Gabriela Mistral para publicarlos en este blog, pues ellos recogen la esencia de un ama poètica, y además, son ricos y profundos. Espero que los lectores de este blog los puedan disfrutar tanto como yo lo he hecho.
Debo aclarar que estos poemas tienen derechos de autor, y que no soy dueño de ellos en ninguna medida. Asi que si el lector quiere copiarlos lo hace bajo su criterio y plena responsabilidad


RUTH
Ruth moabita a espigar va a las eras,
aunque no tiene ni un campo mezquino.
Piensa que es Dios dueño de las praderas
y que ella espiga en un predio divino.

El sol caldeo su espalda acuchilla,
baña terrible su dorso inclinado;
arde de fiebre su leve mejilla,
y la fatiga le rinde el costado.

Booz se ha sentado en la parva abundosa.
El trigal es una onda infinita,
desde la sierra hasta donde él reposa,

que la abundancia ha cegado el camino...
Y en la onda de oro la Ruth moabita viene,
espigando, a encontrar su destino.

**
Booz mirò a Ruth, y a los recolectores.
Dijo: "Dejad que recoja confiada"...
Y sonrieron los espigadores,
viendo del viejo la absorta mirada...

Eran sus barbas dos sendas de flores,
su ojo dulzura, reposo el semblante;
su voz pasaba de alcor en alcores,
pero podía dormir a un infante...

Ruth lo miró de la planta a la frente,
y fue sus ojos saciados bajando,
como el que bebe en inmensa corriente.

Al regresar a la aldea, los mozos
que ella encontrò la miraron temblando.
Pero en su sueño Booz fue su esposo.

**

Y aquella noche el patriarca en la era
viendo los astros que laten de anhelo,
recordó aquello que a Abraham prometiera
Jehová: más hijos que estrellas dio al cielo.

Y suspiró por su lecho baldío,
rezó llorando, e hizo sitio en la almohada
para la que, como baja el rocío,
hacia él vendría en la noche callada.

Ruth vio en los astros los ojos con llanto
de Booz llamándola, y estremecida,
dejò su lecho, y se fue por el campo...

Dormía el justo, hecho paz y belleza.
Ruth, más callada que espiga vencida,
puso en el pecho de Booz su Cabeza.


PIECECITOS
Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,

¡Dios mío!

¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!

El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;

que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.

Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.

Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!






DOÑA PRIMAVERA


Doña Primavera
viste que es primor
de blanco, tal como
limonero en flor.

Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.

Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!

Doña Primavera,
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...

No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a entenderlas
entre sus jazmines?

De la tierra enferma
en las hondas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.

Pone sus encajes,
prende sus verduras
en la piedra triste
de las sepulturas...

Doña Primavera,
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:

rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño
y de abnegación.

jueves, 9 de junio de 2011

Cristo es la historia

Dios Omnipotente
Padre de la gloria,
revélame la historia
de la humanidad

Háblame de tiempos 
de vida y de sustento
¿como lo manejas?

Soy un soldado de Cristo
en la guerra y en la paz;
con la bandera de Cristo
con la verdad yo soy audaz

Soy temeroso de ti; 
busco la sabiduría
¿Como la puedo encontrar?

Yo se que en tu palabra está 
enterrada; retenerla es mi anhelo.
Yo se que es un don del cielo;
por ser tu hijo yo la quiero;

También quiero poder de lo alto
para obtener la victoria,
sabiendo que la gloria, 
es para mi Buen Redentor

Porque El fue puro amor
cuando se entregó por mi;
derramó toda su sangre
¡Y después EL resucitó¡

Entonces Dios lo tomó
y lo coronó de gloria:
En lo mas alto subió,
y luego lo dio a la historia

y lo podemos buscar
para obtener la victoria.
Este nombre tiene precio, 
y lo podemos pagar:

Caminando en santidad
por el sendero de luz, 
reconociendo a Jesús
como nuestro Redentor:

Rey de reyes y Señor,
Fuente inagotable de vida;
El es la esperanza viva;
Es la plenitud de Dios.

En El tenemos la vida, 
gracia sobre gracia y más;
El es el Hijo del hombre
y el único vencedor:

Venció al pecado,
venció al demonio, 
venció la muerte
¡Jesucristo resucitó¡

                                   (Autor: Lisímaco Cruz)

En la cruz

Yo se de donde he venido
y se para donde voy,
Pues mi Señor Jesucristo
con su sangre me limpió

Antes estaba perdido
en delitos y pecados,
pero Jesús me compró 
y con su sangre el me ha pagado;

Sangre que vertió por mi
allá en la cruz del calvario
cuando pueblo enardecido gritó:
¡Que muera crucificado¡

Un atrevido soldado
en el costado le hirió;
Y aún así, Jesucristo,
también de él se compadeció;

Y volviéndose a su padre,
y a punto ya de expirar,
con tierno ruego de amor dijo:
Les debes de perdonar.

                                     (Autor: Lisímaco Cruz)

Testificando

Haz despertado a mi alma 
del sueño en que dormía,
y haz dado a mi corazón 
interminable alegría

Diez años duró el proceso
que culminó con amor,
al dejar un tiempo malo,
y abrazar otro mejor

Yo bendigo ese momento
en que el mensaje llegó;
y bendigo al que lo trajo,
y bendigo al que lo dio;

Y bendigo al Dios y Padre
que dio fe a mi corazón,
y a Cristo Señor de señores
mensajero de salvación.

                                    (Autor: Lisímaco Cruz)

Camino de luz

Señor, con tu sangre me haz limpiado,
y tu admirable luz, de tinieblas me libró;
aquí está mi corazón, que ya lavado,
puedes morar en el; yo te lo doy.

En alabar tu nombre Señor quiero gozarme,
pues camino de luz me haz mostrado,
en el quisiera caminar con pazo firme,
llevando siempre tu nombre enarbolado

y quisiera contarle a todo el mundo
el cambio que a mi vida tu le haz dado;
y por todas tus bondades, te suplico,
que me dejes bendecir tu nombre amado

agradecido Señor por lo que haz hecho
por la gracia que me das de ser tu hijo, 
en el nombre de Jesús hoy yo te pido
misericordia y piedad para el caído.

                                                  (Autor: Lisímaco Cruz)

Iglesia Emanuel

¡Oh Iglesia Emanuel¡ como quisiera 
ver tu grey en razón unida,
y que la luz que el Espíritu nos da
no se apague por efecto de mentira

Ya es tiempo hermanos que quitemos
toda sombra que obscurece nuestra luz;
Neguémonos a nosotros
y aceptemos a Jesús

hermanos, acabemos con la farsa
no fingiendo gozo si hay tristeza,
que el que lee los corazones nos acepta
afligidos o alegres en su mesa

No pongamos condición a quien actúa
en el nombre de Jesús en nuestra vida, 
intentarlo es blasfemo y deshonesto, 
y nos pone contra Dios en rebeldía.

                                              (Autor: Lisímaco Cruz)

Advertencia

Como ladrón en la noche,
así será mi regreso;
Jesús, celoso del hombre, 
lo previene de un suceso

Hermanos están advertidos,
la palabra bien lo dice,
que muchos serán llamados 
y pocos los escogidos

Después que el esposo llegue,
la puerta han de cerrar;
y los que con Él entraren
de su reino disfrutarán.

Esto a reflexión nos llama; 
no a dormir sino a velar;
a ser mas agradecidos;
a esforzarnos por entrar

Hay que guardar su palabra
y en alto llevar su nombre;
hay que vestir su uniforme
para entrar en su morada.

                                           (Autor: Lisímaco Cruz)

Anhelo

Mi anhelo es vivir con Cristo,
poder gozarme en su amor;
y disfrutar de su gracia
porque es regalo de Dios

Desde el principio del mundo
su imagen nos regaló,
y del polvo nos formó
a semejanza de Dios.

Anhelo mostrar su imagen
al mundo que me rodea,
anhelo ser esa carta
que todo el mundo la lea

Que con mis obras les diga
que el Señor habita en mi; 
y que sepan que es amor
que podemos compartir.

                                    (Autor: Lisímaco Cruz)


Canto de alabanza

Cantemos alegres porque Dios nos amó
Al Padre y al Hijo demos alabanza
Y en ellos tengamos puesta la esperanza,
que el que a Dios alaba, nunca la fe le falta

Si mi alma te alaba, házmelo saber;
Si mi corazón es morada
de tu Santo Espíritu, házmelo saber.

Queremos vestir el blanco uniforme
que en visión a Juan, el ángel mostró;
queremos ser parte de los redimidos
y alabar por siempre el nombre de Dios.

                                        (Autor: Lisímaco Cruz)

Un nuevo nacimiento

Nacer de nuevo es morir;
concebir un nuevo anhelo, 
hacer de esta tierra un cielo
y con todos compartir

No es morir físicamente;
es renunciar al pecado,
Amando sin ser amado
para servir a la gente.

Pero hay que ser valiente,
y así el reino arrebatar,
pasar la puerta y entrar,
y cuando el Señor nos llame,
entonces decir presente

Estará el gozo cumplido:
¡Le veremos cara a cara¡
Su muerte en la cruz valió
para entrar en su morada.

                            (Autor: Lisímaco Cruz)

Todo me dio el Señor

El Señor me dio la vida, 
El Señor me dio la fe,
El Señor me dio el amor
¡Que no me dará el Señor¡

Me dio el Espíritu Santo
como mi consolador;
El Señor me ha dado todo
¡Que no me dará el Señor¡

Me dio hermanos en la fe
para compartir amor,
El Señor me dio la paz
¡Que no me dará el Señor¡

                      (Autor: Lisímaco Cruz)

El nacimiento del Redentor

Jesús nació en un pesebre
El Verbo que se hizo carne.
Una virgen fue su madre,
y se llamó Hijo del hombre

El se sometió a su Padre
y se convirtió en obrero;
y la gente lo llamaba
el hijo del carpintero

Vino para obedecer
al que le mandaba a cumplir
la misión de redentor,
pero tubo que sufrir

Aprendió bien la obediencia
por lo mucho que sufrió;
y Dios lo nombró Señor
de toda la creación

De esa manera Él triunfó
y nos dejó la enseñanza.
Aprendamos del Maestro,
y tendremos redención.

El someternos es bueno;
el obedecer es mejor,
para recibir poder
en la presencia de Dios.

                      (Autor: Lisímaco Cruz)

Aposento Alto

Hermanos, con mucho amor
les quiero compartir
de la biblia una porción,
que a mi fue de bendición:

En un aposento alto
obedeciendo un mandato, 
se disponían a esperar
las promesas del Señor

Todos allí reunidos:
Apóstoles y discípulos,
y mujeres que al Señor,
le habían servido con amor;

Su madre también allí, 
con sus hijos esperaba,
obedeciendo al Rabí;
porque ella en el confiaba 

Unánimes en oración
les sorprendió un huracán,
y el aposento se hinchó
del Espíritu Divino,
y recibieron la unción.

Hechos uno, verso ocho:
La promesa se cumplió
Virtud Espíritu Santo
¡A todo un pueblo reunió¡

Es la Iglesia primitiva 
que a un mundo revoluciona;
es un poder que funciona
con expansión espontánea

Es la gracia soberana
del Divino Redentor,
porque es en base de amor
que la iglesia fue formada

Esperamos que no falte
en esta congregación,
El Espíritu inefable, 
morando en el corazón.

                      (Autor: Lisímaco Cruz)

Romanos 8.

Ninguna condenación 
para los que están en Cristo;
que se fueron de la carne
y obedecen al Espíritu

Ya fuimos santificados
para vivir en el cielo
junto al padre de las luces;
junto al Señor de los pueblos

Algo bello nos espera
cuando seamos transformados:
Serviremos al Señor, 
pues para eso fuimos creados

Nadie nos puede apartar 
del amor de Dios en Cristo;
ni lo alto ni lo profundo,
ni ninguna cosa creada.

                                   (Autor: Lisímaco Cruz)